El directivo revela a Fortuna cómo es un
día de trabajo al frente de Aeropuertos Argentina 2000. Su relación con
la política y por qué el deporte le ayuda con los negocios. Su oficina
luce plácida, pero su teléfono no deja de sonar. Le pido entonces que no
atienda el celular en los próximos 30 minutos, me mira y accede.
Recién entonces comienza a distenderse este hombre hiperactivo, amante de los deportes y del mundo de los negocios. Ernesto Gutiérrez Conte
es atlético y de sonrisa generosa. Deja traslucir durante la charla que
está comenzando una etapa nueva de su vida. Tal vez, más armónica y
distendida, pero no menos intensa. Multifacético, al presidente de
Aeropuertos Argentina 2000 se lo notó adorador del vértigo, pero también
del remanso. Ambas cosas lo describen: las olas gigantes y las aguas
calmas en una misma playa. Interesante.
Fortuna: ¿Cómo es un día típico en su agenda de trabajo?
Gutiérrez: Empiezo el día con un desayuno de trabajo que es fuera de la
oficina. Después voy para allá, y llego a eso de las 9:30 hs. Me quedó
en mi lugar de trabajo, y atiendo temas internos que tienen que ver con
la Corporación hasta el mediodía. Normalmente recibo gente. Después
tengo siempre un almuerzo, que puede ser de trabajo o con alguno de mis
hijos, y a la tarde, cerca de las 17 hs, tengo otra ronda de reuniones,
que puede ser en la oficina o en mi casa. Ya a la tardecita, a las 18 o
19, hago todo lo vinculado a eventos y cuestiones sociales.
Fortuna: ¿Cómo es su relación con el mundo del deporte?
Gutiérrez: Hago gimnasia dos veces por semana a la mañana y tres veces
por semana a la tarde, y practico yoga dos veces por semana, a la tarde.
Trato de canalizar todos esos excedentes de energía poniéndolos en el
deporte o en el gimnasio, no en la actividad diaria laboral para
mantener las cosas dentro de los límites normales de su desarrollo
(risas). Además, creo haber hecho todos los deportes que existen. Jugué
básquet, fútbol y rugby. Juego golf, pesco, esquío en la nieve, hago
snowboard y surf, juego al polo (que es mi otra pasión), hago trekking y
hasta corrí maratones. Incluso de chico pensé en dedicarme
profesionalmente al surf.
Fortuna: ¿Le ayudó la formación deportiva en el mundo de los negocios?
Julio Ernesto Gutiérrez Conte: Es clave. El deporte tiene que ver con la vida y tiene que
ver con el arraigo atávico que tenemos, donde el resultado proviene del
esfuerzo. Y el esfuerzo proviene del conocimiento y de la administración
de tus propias energías y, a partir de ahí, las cosas comienzan a
resolverse de una forma mucho más eficiente. Eso te va generando el
timing. El deporte es timing, la vida es timing y los negocios son
timing.
Fortuna: Y también el espíritu competitivo que tiene todo deporte.
Gutiérrez: Sí, pero yo hago más hincapié en el espíritu superador. Si
bien me divierte competir, no me parece totalmente necesario ganar. Es
decir, la competencia está en uno mismo y no contra terceros.
Fortuna: ¿Le resulta estresante tener que viajar mucho por negocios?
Gutiérrez: Bueno, la segunda cosa que me pone más de mal humor es hacer
una valija (risas). Te diría que hacer una valija me saca.
Independientemente del motivo que sea; para ir a trabajar o ir a
disfrutar. Es una acción que me predispone mal, es un reflejo
condicionado.
Fortuna: ¿Preferiría tener una trabajo más tranquilo en cuanto a viajes?
Gutiérrez: Viajé muchísimo durante mucho tiempo. Hoy selecciono. A mi
actividad empresarial antes se le sumaba mi actividad gremial
empresarial y al participar presidir organizaciones internacionales
tenía que viajar un montón. Eso ya lo he dejado de hacer. Empecé a
administrar un poco más mi tiempo. Eso tiene que ver con mejorar la
calidad de vida y hasta aumentar el propio rendimiento. Cuando uno tiene
más tranquilidad y espacios, se puede amalgamar la vida personal y
familiar con los negocios. Y uno está mejor en todo.
Fortuna: La gente lo identifica con el
negocio de los aeropuertos. Sin embargo, usted está en varios rubros a
la vez, entre ellos industria y servicios. ¿Qué es lo que más lo
apasiona?
Gutiérrez: Me gustan los negocios en general. Me apasiona el último que
estoy haciendo, no porque sea el último, sino porque es al que más
esfuerzo le pongo, independientemente del rubro que sea. A veces, la
adrenalina de generar un nuevo negocio es lo que más gusto me da por ese
negocio. Todos los negocios tienen esa particularidad, que un día lo
pensaste, viste con qué elementos podías desarrollarlos y generaste una
estrategia. A partir de ahí, la empezás a ejecutar, y ves que la cosa
sale. El día en que el plan se concreta sentís la misma satisfacción que
un pintor o un escultor siente al finalizar su obra. Lo que tienen los
negocios es que después hay que empezar a administrarlos y eso depende,
ya no de uno, sino de los equipos de gente, del managment. Hay que ir
sabiendo conseguir a las personas que a uno lo pueden acompañar.
Fortuna: ¿Le es fácil delegar?
Gutiérrez: Sí, en general soy de delegar. Trato de que cada una de las
personas que trabaja conmigo pueda exponer su máximo potencial partiendo
de una premisa básica: me pongo de acuerdo en lo que se refiere a de
qué va a trabajar. A partir de ahí, cada uno hace lo suyo, y yo, en
definitiva siempre digo que trabajo para ellos, porque cuando se les
complica la gestión, vienen a verme para ver qué pueden hacer. Y es ahí,
donde su marco de acción está excedido, donde entra mi propio marco de
acción. Esta es una buena simbiosis para la ejecución de proyectos.
Fortuna: Más allá de la coyuntura, ¿cómo ve al país?
Gutiérrez: Creo que la Argentina siempre fue una gran oportunidad para
desarrollar, para ponerla en funcionamiento, para darle plenitud al
máximo de sus capacidades. Es un país que, como muchos países del mundo,
tiene sus idas y vueltas, y a veces algunos desencuentros. Y ser
argentino es ser consecuente con lo que uno siente por el país, cómo lo
ve y la posibilidad de trasmitirlo de esa manera a las personas que
están alrededor de uno. Es tratar de ser uno más de los que están
empujando un carro para un mismo lado. Muchas veces me han tildado de
oficialista, de Duhaldista, Menemista, Kirchnerista o Delaruista. Tengo
todos los recortes de los diarios. En realidad, ponerse del lado del que
está manejando el país es la manera de ser argentino. El argentino
tiene el derecho, cada cuatro años, de decidir lo que va a suceder
durante los cuatro años siguientes. Pero en esos cuatro años, nos guste o
no nos guste, hay que apoyar al que le tocó gobernar.
Fortuna: ¿Cómo se imagina de aquí a los próximos 10 años?
Gutiérrez: Me imagino más o menos en lo que estoy haciendo ahora. Me he
puesto en un programa de vida que tiene que ver con la interrelación
entre el trabajo, la vida personal y mi familia en un equilibrio en el
cual los tres factores se comportan casi al unísono.
Polo, real estate e indumentaria.
Ernesto Gutiérrez es un amante del polo.
De hecho, el presidente de Aeropuertos Argentina 2000 no sólo disfruta
jugando sino que también ha hecho un negocio de su pasión. Entre los
emprendimientos que realiza fuera de la órbita de la Corporación
América, el empresario pone mucho foco en los caballos. Su amistad con
Adolfo Cambiaso lo llevó a invertir en la marca de indumentaria La
Dolfina y en un proyecto de real estate. Pero su verdadero hobby está
hoy abocado en la iniciativa de la clonación equina.
Fuente: Revista Fortuna. http://www.ernestogutierrezconte.com/actividad-empresarial/ernesto-gutierrez-conte-95/